Una mano tendida

Fue en el mes de ejercicios de Tercera Probación, la última etapa de formación de los jesuitas. Al final de la primera semana, enfangado contemplando mi pecado y con la sensación de que no había dado una a derechas en toda mi vida. Creo que así se lo llegué a compartir a Benjamín González Buelta, que era el instructor y nos daba los ejercicios y, a pesar de sus ánimos y sus buenas recomendaciones no era capaz de salir de una espiral de resentimiento, envidias, humillación… pecado. Sin...