Nos ha inspirado

Un jesuita valiente

por

El 9 de noviembre de 1930 nacía en Portugalete, provincia de Vizcaya, Ignacio Ellacuría Beascoechea. Era el cuarto de cinco hermanos. Su padre, un hombre disciplinado, austero y elegante imprimió en sus cuatro hijos estos valores. Ellacuría era un joven de complexión atlética, serio, con dotes de líder, con gran capacidad intelectual. Era agudo en los análisis, irónico y mordaz en las críticas, buen amigo, coherente, seguro de sí mismo, admirador de los grandes maestros, defensor de los débiles, sarcástico con los tibios, buen jugador de fútbol… y seguidor incondicional del Athletic de Bilbao.

Fue interno del colegio de la Compañía de Jesús en Tudela antes de entrar al Noviciado en Loyola, con tan solo 17 años. Siendo todavía novicio se ofreció para ir a El Salvador, un país con enormes desigualdades sociales que generaban un clima creciente de tensión. Siendo rector de la UCA, Ellacuría abogó por un cambio social a favor de los más pobres, condenó la violencia y los abusos del gobierno, y se esforzó en buscar una salida pacífica al conflicto armado. En su último viaje a España, pocos días antes de morir, dijo a otro jesuita:

“Las cosas están muy mal en El Salvador. Quieren matarme. Pero no creo que lleguen a tanto. Lo que te aseguro es que no callaré”.

Fue asesinado por un destacamento de soldados salvadoreños, junto a los también jesuitas Segundo Montes, Ignacio Martín-Baró, Amando López, Juan Ramón Moreno y Joaquín López, además de una trabajadora doméstica y su hija: Julia Elba y Celina Ramos.