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De señor a siervo

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Francisco de Borja y Aragón nació en Gandía en 1510. Era por línea paterna bisnieto del Papa Alejandro VI y por línea materna de Fernando el Católico. Con 19 años se casó con Leonor de Castro con quien tuvo ocho hijos. Marqués de Lombay, Caballerizo mayor de la Emperatriz Isabel de Portugal, Virrey de Cataluña, Caballero de la orden de Santiago, Duque de Gandía, Grande de España y Prepósito general de la Compañía de Jesús. 

La retahíla de títulos puede ensombrecer la grandeza de este personaje que cuando enviudó, con sólo 36 años, renunció a todos sus privilegios para entrar en la Compañía de Jesús. Su humildad impresionaba a quienes recordaban el inmenso poder de su familia. En una carta a Pedro Fabro dice convencido:

“Bien sé que no son grandes, sino los que se tienen por pequeños; ni son ricos los que tienen, sino los que no desean tener; ni son honrados, sino los que trabajan para que Dios sea honrado y glorificado”.

Tras la muerte de Laínez, Borja fue elegido Prepósito General de la Compañía. Cargo que desempeñó hasta su muerte siete años después en los mismos aposentos en los que 16 años antes San Ignacio había exhalado el último suspiro. Como superior general se dedicó a revisar las reglas de la Compañía, a extender las misiones de la India y las dos Américas y a impulsar el crecimiento de la joven orden religiosa.