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Hágase tu voluntad

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Andrés Bobola (1597-1657) es confiado, desde muy joven, a la educación de los jesuitas, en el Colegio de Sandomierz. El 31 de julio de 1611, en la memoria de Ignacio de Loyola, con apenas 19 años, decide entrar en el Noviciado de la Compañía de Jesús.

Nada parecía destinarle al martirio. Como sacerdote era considerado piadoso y buen predicador. Llevaba una vida de apostolado urbano sin especial relieve. Concuerdan los testimonios en presentárnoslo como un compañero agradable, que le gustaba incluso vivir bien llegada la ocasión y dispuesto, sin embargo, a entregar toda su persona.

En 1648, los cosacos se levantan en contra el reino polaco. El conflicto político se transforma en religioso al poner el foco en los católicos. Con la ocupación de Pinsk obligaron a los católicos a refugiarse en el bosque. El 16 de mayo de 1657, en el pueblo de Molnilno, Andrés cae también en manos de los cosacos. “Hágase, Señor, tu voluntad”, son sus palabras al ser detenido. 

En los procesos romanos de la Congregación para las Causa de los Santos, se atestigua que no hay memoria de un martirio más horrible y cruel como el que sufrió Andrés Bobola. Primero intentaron hacer que abandonase su fe, luego le desnudaron y amarrándole a una valla le flagelaron con crueldad. Burlándose de sus creencias, le pusieron una corona de espinas en la cabeza y le arrastraron hasta una carnicería, donde comenzaron a torturarle cruelmente durante más de dos horas.