Nos ha inspirado

Nos veremos en el cielo

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León-Ignacio Mangín (1857-1900) nació en Metz, Francia, e ingresó en la Compañía el año 1875. Partió para la misión de China y estudio teología y lengua china, recibiendo  la ordenación en 1886. Llegó a Zhujiahe en 1900 y procedió a fortificar la población lo mejor posible a causa del peligro que corría la mayoría católica de aquella pequeña ciudad.

Mangín murió en 1900 con su compañero jesuita Pablo Denn, mientras estaba en oración, con todos aquellos que se habían negado a abandonar su fe cristiana, durante la Rebelión Bóxer. Los bóxer atacaron la población fortificada por los dos jesuitas el 15 de julio de 1900, pero los habitantes fueron capaces de repelerlos. No tuvieron igual suerte cuando 2000 soldados del ejército imperial interrumpieron su marcha hacia Peking  para dar refuerzo a los bóxers. Mangín al ver la magnitud de las fuerzas de ataque supo que el pueblo estaba perdido. Algunos pudieron escaparse al amparo de la noche, pero los dos jesuitas prefirieron quedarse con la misión que se les había confiado.

Antes de ser atacados animaba al pueblo diciéndoles: «Quedémonos aquí, ¿qué importa si es ahora o después? Tarde o temprano nos veremos todos en el cielo». Los misioneros fueron de los primeros en morir a causa de los disparos contra ellos dirigidos. Luego, los atacantes dispararon contra toda la comunidad y comenzaron a atravesar a las personas con sus espadas antes de prender fuego a la iglesia en que se encontraban reunidos. Sus huesos permanecieron en el lugar hasta 1901, cuando, recogidos y puestos en ataúdes, fueron enterrados en una nueva iglesia erigida en aquel mismo lugar. La muerte se llevó aquel día a más de 1300 católicos.