Nos ha inspirado

Un gran corazón

por

Bernardo de Hoyos (1711-1735) nació en Torrelobatón (España). Estudió en los colegios de los jesuitas de Medina del Campo y de Villagarcía de Campos, desde donde entró en la Compañía en 1726, en el próspero noviciado que formaba parte del mismo edificio del Colegio. Antes debió pedir con insistencia el permiso de su familia y convencer al P. Provincial dada su corta edad (no había cumplido los 15 años) y su débil apariencia. 

Desde que entró en la Compañía de Jesús, destacó por su sensibilidad para estar atento a la voluntad de Dios en cada detalle de su vida. La transmisión del evangelio y la devoción al Sagrado Corazón de Jesús fueron su energía para movilizar a quienes pudo para la difusión de esta devoción por España. Lo hizo a través de cartas, predicaciones, estampas y todos los medios que tenía al alcance, hasta gastar todas sus energías muriendo a los 24 años.

Los informes de sus superiores hablan de su carácter fuerte al que siempre supo dominar, de su brillante inteligencia, de su tesón para luchar contra las dificultades, de su cordialidad y sobresaliente capacidad para entablar relaciones, de su cualificación para todos los ministerios y, en especial, para el de la predicación.

Él por su parte, le abría la conciencia a su confesor escribiéndole por carta:

Veo mi corazón que en todo se mueve hacia su Dios, como el hierro atraído por el imán. A Dios sólo quiere, a Dios sólo busca, por Dios sólo aspira…”.

El joven sacerdote, Bernardo de Hoyos, moría enfermo de tifus en 1735.