Hace unos meses se anunció el traslado del noviciado de San Sebastián a Bilbao. En realidad, no se trata de un cambio muy drástico… de hecho, continuamos estando cerca del lugar donde nació San Ignacio, algo con mucho valor simbólico para nosotros.
Como os podéis imaginar, cualquier mudanza implica un tiempo necesario para ajustarnos, situarnos, y adaptarnos a una nueva realidad. Los novicios de 1º llegamos el día 3 de septiembre y nos unimos a nuestros compañeros de 2º en las tareas de la mudanza: biblioteca, aulas de clase, el comedor… Ha sido un tiempo de mucho trabajo, pero muy satisfactorio.
Ahora la comunidad la formamos 13 compañeros: 5 novicios, el maestro, el ayudante del maestro y 6 jesuitas formados que realizan su misión en la ciudad.
La nueva localización ha propiciado además que surjan nuevas oportunidades pastorales. En estos meses, y dentro de las posibilidades que la pandemia nos permite, hemos comenzado a colaborar en diversos proyectos de Alboan, Cáritas, el Colegio Nuestra Señora de Begoña… Poco a poco, os iremos explicando cada uno de estos proyectos con mayor detenimiento.
Como veis hay muchos cambios, pero eso no implica que la cotidianidad del noviciado varíe, su “principio y fundamento” permanece. En esta primera etapa de la formación del jesuita tenemos que cimentar el corazón en Jesús; el resto viene por añadidura… Sea en Bilbao o en San Sebastián, los cimientos siguen echándose de la misma manera: consolidando una base fuerte que nos impulse desde nuestro interior a ser verdaderos Compañeros de Jesús.