Ya sean grandes o pequeñas, en toda familia existen tradiciones propias y originales que se mantienen a lo largo de generaciones y que aportan gran sentido de identidad y pertenencia.
En la Compañía también tenemos este tipo de tradiciones transmitidas y mantenidas durante siglos. Una de ellas es la Historia Domus: un libro manuscrito en el que cada comunidad va narrando sus vivencias y anécdotas diarias con el afán de que se mantengan y no caigan en el olvido. Esto nos permite estar más unidos a compañeros que vivieron en la misma comunidad, sin llegar a coincidir con ellos en el tiempo, y así mantener la esencia y la historia de cada casa.
Siendo parte de una comunidad de la Compañía, los novicios también contribuimos a esta tradición. La labor de “escriba” siempre se le asigna a un novicio, responsable de narrar los acontecimientos de cada día y los cambios en la casa, como, por ejemplo, las visitas, eventos, viajes, anécdotas, emergencias y otros acontecimientos del estilo.
Con el paso de los años, las generaciones de novicios van pasando, y así la Historia Domus se convierte en una obra compuesta por diversidad de manos. Cada narrador, con una personalidad y estilo completamente distintos, va aportando a cada etapa un cariz único, al tiempo que todos los habitantes de la casa nos vamos fundiendo en el relato de un grupo de hombres dedicados al seguimiento diario de Jesús dentro de la Compañía.
A través de esta tradición, podemos ver cómo la historia se va forjando, profundizando en la cotidianeidad de cada día, tan latente y viva en este tiempo de noviciado. Así, las historias se tejen a medida que se entrelazan días aparentemente anodinos, pero en los que se palpa la delicadeza con que fueron contados, intentando dejar plasmados el asombro, la sorpresa y la alegría de esta gran aventura.