Noviciado

Primera Probación

La vida del jesuita es, en el fondo, un largo camino de continuo encuentro con Dios, aprendiendo a hallarlo en todas las cosas, alimentado por la oración personal, con su centro en la Eucaristía y su horizonte en la misión apostólica con otros amigos en el Señor.

Sin embargo, aunque es una senda en la que no se deja de peregrinar, atento a su susurro. En la Compañía de Jesús se definen tres momentos que suponen probación para navegar en el discernimiento de la vocación de seguir a Jesús: la primera, segunda y tercera probación.

De hecho, antes de la entrada propiamente al Noviciado, San Ignacio contempló que los futuros compañeros pasen por este periodo llamado Primera Probación. En este momento, los futuros novicios, aunque comparten ya la vida comunitaria del Noviciado, viven durante dos o tres semanas un periodo de acercamiento interno especial al Señor en su Compañía. En estos días cobra especial importancia la vida espiritual, que se va regando con la oración personal en distintos momentos del día, y de distintas formas. Es alentada con los puntos de oración que dan cada noche los formados de la casa para ayudar a orientarla. También se leen en clave orante textos de gran importancia para la Compañía a la que se quiere entrar: la Fórmula del Instituto, la primera parte de las Constituciones, aspectos fundantes de las Congregaciones Generales… Aquello que trasluce el modo de proceder de los jesuitas, las raíces de su identidad, a qué somos llamados, qué hace vibrar nuestras entrañas y da sentido a nuestra vida. Todo ello se amasa, cada día, en el pan de la Eucaristía, compartida en comunidad.

Al final de estas semanas, los compañeros de primer año se sumergen en unos días de retiro espiritual con el Maestro… días que sirven para ordenar lo vivido desde el primer aterrizaje a la comunidad del Noviciado, para dejarse encontrar por Dios con sencillez y hondura. Se preparan, poniendo sus ojos en Jesús, para el paso que darán y que culminará con la Eucaristía del último día de ese retiro: la inscripción en el libro del Noviciado, sobre el altar, allí donde Jesús se parte y se reparte. En este momento entran, ya como novicios, en la Segunda Probación: un periodo más largo, de formación y experiencias de apostolado, que va siguiendo la senda de ese recorrido vital de la vida del jesuita.

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