Entrar en el noviciado

Para siempre

Los votos del jesuita son para siempre... ¿De verdad se puede comprometer uno a algo así? ¿No da miedo una decisión que te compromete de por vida? Estos compañeros jesuitas nos cuentan cómo viven los votos de pobreza, castidad y obediencia en la Compañía de Jesús. Una y otra vez se repite la idea de que esta vocación no depende de sus propias fuerzas, sino de la fidelidad de Dios. De repente, de manera sorprendente, el "compromiso para siempre" les lleva a hablar espontáneamente de...

El hombre de Dios

Pedro Arrupe nace el 14 de noviembre de 1907 en Bilbao. Hijo de Marcelino Arrupe y Dolores Gondra, es el pequeño de cinco hijos de una familia profundamente católica. Después de trasladarse a Madrid para estudiar medicina, entró en la Compañía de Jesús. Tras ser ordenado sacerdote, y pasar los años de su formación en Bélgica, Holanda y Estados Unidos, el  Padre Arrupe cumplió su sueño: ser enviado a Japón como misionero. A lo largo de su vida soportó el destierro, fue encarcelado,...

Cada segundo

Entregar cada segundo de mi vida. Gastarla sin calcular, de un modo sencillo y discreto. Este era mi deseo antes de entrar a la Compañía de Jesús y ser jesuita. Hoy, siéndolo, lo mantengo y lo recuerdo en mis horas más oscuras. Darme, bien a los que ríen o bien a los que lloran; sea en el colegio, en la cárcel, en el hospital, en la calle repartiendo bocatas, en un comedor social, en la universidad, en el metro o en la comunidad. Entregarme en su Nombre, porque en todos los rincones...

Tres palabras clave

Vocación, esperanza y responsabilidad son tres palabras que siempre van de la mano. Cada vez que un joven generoso es capaz de decir “creo que Dios me llama a ser jesuita”, la esperanza se abre paso como una semilla en la tierra. Recuerdo bien cómo la mera intuición de ser sacerdote en la Compañía de Jesús tenía la fuerza suficiente para proyectarme al futuro y hacer que me entretuviera durante horas entre ensoñaciones de entrega a Dios y servicio al prójimo. No hay vocación que no implique...

El grito de Dios

«Consolad, consolad a mi pueblo – dice vuestro Dios-». Hace tiempo que escuché estas palabras en lo más profundo de mi corazón. Un grito dentro de mí que me exigía una respuesta, que no me dejaba permanecer indiferente o parado. Es el grito de Dios pidiendo ayuda, dándome una misión. Grito que, en Él, nace del contemplar a un mundo herido que pide auxilio. ¡Hay tantas realidades en nuestro mundo que necesitan ser sanadas! Y Dios no permanece ajeno. Las hace suyas, le tocan en lo más hondo....

Descenciendo

Luis Gonzaga (1568-1591) renunció a una situación principesca para abrazar los votos de la vida religiosa. Era el hijo mayor del Marqués de Castiglione, y heredero del título familiar. En 1582, el joven Gonzaga, acompañó a la hija de Carlos V en su viaje a Madrid. Allí pasó a ser paje de acompañamiento del príncipe de Asturias y le hicieron caballero de la Orden de Santiago. Pero cuanto más ascendía en la escala social, sus pensamientos le instaban con más fuerza a hacerse jesuita. El...

Nada especial

Últimamente me viene a la memoria lo que varias veces he escuchado a muchos jesuitas jóvenes: «los hermanos me han enseñado qué es la vocación jesuita». Pedro Claver, «esclavo de los esclavos» en Cartagena de Indias, aprendió a ser jesuita en la amistad compartida con Alonso. Dos santos jesuitas: un hermano y un sacerdote. Los jesuitas hermanos son hombres que, teniendo vocación a la vida religiosa en la Compañía de Jesús y profesando sus mismos votos, no se sienten llamados al sacerdocio...

Pastorales

“Cualquiera que en nuestra Compañía, que deseamos se distinga con el nombre de Jesús, quiera ser soldado para Dios bajo la bandera de la Cruz, y servir al solo Señor y a la Iglesia su Esposa bajo el Romano Pontífice Vicario de Cristo en la tierra, tenga entendido que(…) forma parte de una Compañía fundada ante todo para atender(…) al provecho de las almas en la vida y doctrina cristiana(…) Y también manifiéstese preparado para reconciliar a los desavenidos, socorrer misericordiosamente y...

Contento, Señor, contento

Alberto nació el 22 de enero de 1901, en Viña del Mar, Chile, en el seno de una familia cristiana. Desde niño el sufrimiento traspasó su vida pues con sólo cuatro años perdió a su padre víctima de la violencia. Fue en el colegio san Ignacio donde conoció a los jesuitas y fue naciendo su vocación. Sin embargo, la difícil situación económica de su familia le imposibilitó cumplir su sueño de entrar al noviciado hasta 1923. Como jesuita, su carisma y la alegría contagiaban a todos los jóvenes...