Si tuviera que decir qué elemento es clave en una historia de vocación lo tendría claro: el agradecimiento. Ante la aparente dificultad a la hora de elegir, la pregunta que se nos plantea es sobre el agradecimiento. Y hablo de agradecimiento más que de estrategias, de ‘pros y contras’, de libros de discernimiento, de búsquedas en libros o personas.
Gustar, en la soledad del rincón de la habitación donde rezo, o en el banco de esa iglesia donde nadie me conoce, o callejeando por el barrio observando los rostros de la gente… Agradecer la vida que cada día se me concedida a manos llenas.
Ser consciente del abismo que hay entre lo que Dios nos da y lo que yo puedo dar. Cuando uno se hace consciente de esta diferencia, es cuando la admiración entra en escena y surge la pregunta: ¿cómo responder ante Alguien que me lo ha dado todo?