Testimonio

Enviados

por

Recientemente el Padre General nos pidió a los jesuitas “vivir listos para ser enviados a donde Dios quiera llamarnos”. Y yo me pregunto: ¿en qué consiste eso exactamente? ¿Cómo lo vivimos?

Supongo que uno puede imaginar una vida itinerante, con poco, con cuatro camisetas y dos pantalones, en camino hacia Ti… y puede imaginarse peregrino, contigo.

Uno puede imaginar un grupo de personas concretas, con su estilo, sus formas de vestir, su jerga, lo que les va, sus trifulcas… y puede imaginarse cuidando y dejándose cuidar de esas personas, en comunidad.

Uno puede imaginar una vida entregada a los otros, comprometida en un proyecto concreto, dejándose la piel por favorecer dinámicas de paz y de justicia… y puede imaginarse caminando junto a quienes no tienen a nadie de su lado, sirviendo.

Cuesta más imaginarse “enviado a donde Dios quiera llamarnos”. Sencillamente es otra cosa. No depende de uno mismo. No se ve de frente, se ve de espaldas. Supongo que es un modo de vivir que invita cada día a desdibujar los propios proyectos para dejar que sea otro quien te ciña y trace la senda de un servicio cada vez menos autocomplaciente, de una comunidad cada vez menos excluyente y de una presencia Tuya cada vez más en todas partes y de tantas formas nuevas y diferentes, antes difíciles de imaginar.

Que no nos falte apertura para dejar que se note la dicha de una vida así: enviados contigo, en comunidad y sirviendo donde y cuando Tú quieras.

Descubre más