Testimonio

Faltan vocaciones… ¡o decisiones!

por

En los años que llevo como jesuita cada poco tiempo suele salir el tema de la «falta de vocaciones». Al principio solía pensar que tenían parte de razón, pero que muy contracultural debía de ser yo para que, en esa «falta de vocaciones», estuviera entrando en la Compañía de Jesús. Y no le daba más vueltas. Pero en los últimos años lo que veo con más claridad no es que falten vocaciones, sino decisiones. 

Antiguamente, digamos hace 50 años, había más vocaciones, más natalidad, menos opciones donde elegir y todo lo que queramos argumentar. Quien quería vivir gastando la vida de modo radical, entraba en alguna congregación para ser misionero. Ahora quien quiere entregar su vida hace un voluntariado de largo periodo, o se va cada verano a un país en vías de desarrollo…pero con maleta pequeña y billete de vuelta. Opciones que no comprometan a largo plazo, no vaya a ser que «me equivoque», que dicen algunos. Todo ello muy cristiano, muy rezado y «discernido», pero es la misma mediocridad de quien sale a jugar un partido para empatar o desayuna descafeinado con desnatada y sacarina.

Después de 10 años de jesuita (y sigo rezando para que sea para toda la vida) he conocido a muchas personas que, por temor, pereza, conformismo, o por prestarle más oídos a las dudas no se han atrevido a entrar en la Compañía o una congregación femenina. Dios no ha dejado de llamar(les); es imposible que ya no quiera tener seguidores bajo la bandera de su Hijo. ¿Será que somos nosotros los que no tomamos esa decisión? ¿No estaremos esperando a que nos pase algo espectacular para reconocer que lo más importante en nuestra vida es Cristo, que nuestro lugar en el mundo es sólo detrás de Jesús, prometiéndole pobreza, castidad y obediencia?

Como dice un amigo mío: «¡A ti, joven que me escuchas!» Sí, esto lo estoy escribiendo mientras pienso en ti: que viviste una experiencia en ese voluntariado, en ese camino o en ese servicio a los demás, en esa oración o donde fuera, y que con la suave fuerza de Dios te planteaste -a corazón abierto- si lo de ser jesuita era lo tuyo. Yo no tengo la respuesta a eso, tú sí… si coges el toro por los cuernos. ¿Cuánto tiempo más vas a esperar? ¿cuántas vueltas más tienes que darle?

Esto no es cuestión de hombría sino de valentía, y huyendo más de esa pregunta la vida terminará decidiendo por ti, cuando lo que Dios te está prometiendo es mucho mejor de lo que puedas imaginar, aunque de primeras parezca imposible, o que eso no es para ti, o que cuando termines no sé qué estudios… excusas que representan miedos; te lo digo por experiencia. Estás buscando ese «algo» que dé sentido a tu vida. Lo encontraste en esa experiencia, ¿y ahora huyes?

Es mucho más sencillo de lo que parece, pero si queremos seguir poniendo excusas que potencien esa vida mediocre, evidentemente, seguirán faltando vocaciones por falta de decisiones

Descubre más