Los Ejercicios de mi vida

A los dos meses de entrar jesuita, hace largos años, hacíamos en el noviciado los Ejercicios largos, de mes. Yo creía que eran unos días silenciosos y tranquilos. Pero, inocente de mi, cuando acabamos, el corazón me latía acalorado, tanto como para pedir ir de misiones a Cuba. La misma decisión que la mayoría de mis compañeros. Algo hermoso había ocurrido en aquellos días, a veces no fáciles. Algo se había encendido en nosotros: ¿una llamada? ¿una chispa, una luz, un encuentro…? ¿Un...