Nuestra Historia
Te contamos la historia de la Compañía, desde su fundación hasta nuestros días
Los jesuitas
La Compañía de Jesús es una orden religiosa fundada por San Ignacio de Loyola en 1540. Hoy los jesuitas somos enviados por todo el mundo a realizar una misión de servicio a la fe y promoción de la justicia. Nuestra historia está llena de santos y personajes fascinantes que inspiran nuestro camino. Descúbrelos y adéntrate en nuestra historia…
¿Sabías qué?
San Ignacio y los Ejercicios
Ignacio de Loyola nace en 1491. Su vida de soldado se ve truncada por una bala de cañón que hiere gravemente su pierna. Durante una larga convalecencia, Ignacio comienza a preguntarse qué quiere Dios de su vida. Le siguen años apasionantes de viajes y estudios, hasta acabar fundando la Compañía de Jesús.
Ignacio es considerado en la Iglesia el gran maestro del discernimiento. Recogió sus intuiciones en un librito que fue perfeccionando con el tiempo: los Ejercicios Espirituales. Este método de oración ha ayudado a miles de personas a descubrir la voluntad de Dios sobre sus vidas…
Para saber más sobre la vida de Ignacio o sobre los Ejercicios…
Los primeros jesuitas
En la universidad de la Sorbona, un grupo de “amigos en el Señor” estudian juntos y se ayudan en las dificultades. ¿Sus nombres? Ignacio de Loyola, Francisco Javier, Pedro Fabro… Aunque vienen de distintos países de Europa, existe algo más fuerte que los une.
Tras unos años viviendo en pobreza por los caminos de Europa, viajan a Roma y se ponen a disposición del Papa para ser enviados donde haga falta. Nace así la Compañía de Jesús en 1540. El Papa Paulo III aprueba la nueva orden que se caracteriza por ser un grupo de sacerdotes bien formados al servicio de la misión universal.
Las misiones jesuitas
Decía Jerónimo Nadal, uno de los primeros jesuitas: “Nuestra casa es el mundo”. Así fue desde el primer momento. Los jesuitas fueron enviados por el Papa hasta los confines del mundo. Desde Japón hasta el Amazonas, desde Alaska a las fuentes del Nilo.
Los jesuitas no solo destacaron por su impresionante expansión geográfica, sino también por su implicación en las ramas más diversas del saber: hay jesuitas astrónomos, músicos, científicos, pintores… Su influencia en la cultura se consiguió gracias a una impresionante red educativa.
La Compañía en el siglo XX
Años más tarde, fue elegido general de los jesuitas en tiempos del Concilio Vaticano II, un momento de gran apertura en la Iglesia. Arrupe lideró a los jesuitas en una etapa caracterizada por la unión entre fe y justicia. Desde entonces, la Compañía ha ido confirmando este camino de ser enviada a las fronteras, donde otros no llegan.
Las misiones jesuitas
Decía Jerónimo Nadal, uno de los primeros jesuitas: “Nuestra casa es el mundo”. Así fue desde el primer momento. Los jesuitas fueron enviados por el Papa hasta los confines del mundo. Desde Japón hasta el Amazonas, desde Alaska a las fuentes del Nilo.
Los jesuitas no solo destacaron por su impresionante expansión geográfica, sino también por su implicación en las ramas más diversas del saber: hay jesuitas astrónomos, músicos, científicos, pintores… Su influencia en la cultura se consiguió gracias a una impresionante red educativa.
La Compañía en el siglo XX
Años más tarde, fue elegido general de los jesuitas en tiempos del Concilio Vaticano II, un momento de gran apertura en la Iglesia. Arrupe lideró a los jesuitas en una etapa caracterizada por la unión entre fe y justicia. Desde entonces, la Compañía ha ido confirmando este camino de ser enviada a las fronteras, donde otros no llegan.
Los jesuitas hoy
Tras un periodo de 16 meses de discernimiento comunitario, los jesuitas formularon su misión actual en torno a cuatro preferencias apostólicas universales:
Mostrar el camino hacia Dios mediante los Ejercicios Espirituales y el discernimiento
Caminar junto a los pobres en una misión de reconciliación y justicia
Acompañar a los jóvenes en la creación de un futuro esperanzador
Colaborar en el cuidado de la Casa Común
El Papa Francisco las ratificó y se atrevió a añadir: “la primera preferencia es capital porque supone como condición de base el trato del jesuita con el Señor. Sin esta actitud orante lo otro no funciona”.