Sólo tres cosas
Si tuviera que elegir tres cosas del legado que san Ignacio nos dejó a los jesuitas y a toda la Iglesia, me quedaría con las siguientes. Lo primero, su capacidad de autoconocimiento. La sabiduría que contienen sus Ejercicios Espirituales da fe de una persona inteligente que conocía bien sus entresijos más profundos. El combate interior, la gestión de consolaciones y desolaciones, la fuerza con la que se compromete al seguimiento de Jesús... quedan plasmados en las páginas de los Ejercicios....