¿Qué impresión tengo yo de la Compañía hoy? Pues es curioso pero cada vez me doy más más cuenta de que la Compañía de Jesús no se parece mucho a lo que yo me pensaba cuando entré en el noviciado hace unos años. Entonces pensaba que era un grupo de personas deslumbrantes: que todos eran muy buenos haciendo muchas cosas, personas a las que admiraba en cierto modo. Y aunque no conocía mucho a la Compañía, también sabía que tenía prestigio dentro y fuera de la Iglesia…
Hoy descubro que la Compañía no es exactamente así. A veces, cuando sale alguna noticia en los periódicos, o cuando hablas con algunas personas, te da la sensación de que la imagen de la Compañía es high level. Pero a medida que la conozco por dentro, me doy cuenta de que la Compañía de Jesús no es así. Y lo digo viéndome a mí y viendo a mis compañeros…
Me acuerdo mucho de lo que me dijo un jesuita cuando estaba pensando entrar o no a la Compañía. Me dijo, «quítate de la cabeza que somos perfectos. Nosotros nos equivocamos mucho y esto puede hacer mucho daño a mucha gente; hay días que pasaríamos de todo, también de Dios; muchas cosas nos salen mal… pero a pesar de nuestro pecado y de nuestro límite, no dejamos de sentirnos llamados por Dios a seguir a su Hijo. Con lo que podemos, con lo que somos”.