Una persona (importante para ti): Mi padre.
Un personaje histórico: Don Pelayo.
Un santo: San Alberto Hurtado.
Un lugar: El Rocío.
Un libro: El arte de la prudencia, de Baltasar Gracián.
Un personaje (real o ficticio) en el que te sientas reflejado: Máximo Décimo Meridio (Gladiator).
Una canción que podría hablar de ti: Feo, fuerte y formal, de Loquillo.
Una cita: ¿Tu verdad? No, la Verdad. Y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela (Antonio Machado).
Tres cosas innegociables en tu vida: Cristo, la familia y la amistad.
¿Cómo rezas? Suelo contemplar el evangelio del día y rezar con la Liturgia de las Horas. El examen por la noche es vital para ver qué me quiere decir Dios. Rezo el Rosario, pido por diversas intenciones o personas y también hago meditación. La naturaleza es una gran ayuda para rezar.
¿Hay algo que temas especialmente? No ser fiel a lo que Dios quiere de mí y a las exigencias de la vocación a la que he sido llamado.
¿En qué no te gustaría convertirte? En un funcionario religioso.
¿Y en qué sí? En un buen sacerdote jesuita.
¿Qué es lo que más te gusta de la Compañía en este momento? La diversidad de los compañeros combinada con la unidad en el carisma de San Ignacio.
¿Por qué seguir en la Iglesia? Porque a pesar de sus problemas, es el lugar donde el Señor nos llama a vivir nuestra fe.
A un joven que quisiera ser jesuita yo le diría… Que discierna, que lo piense bien, pero al final… que se la juegue, porque apostar por Dios es apostar a caballo ganador. ¡Y merece la pena!