En el espacio de un tuit, ¿cómo se definiría?
En esa definición entraría mi aceptación agradecida de la providencia de Dios, experimentada en mi vida, y la confianza en Él y en lo que ha ido manifestando a lo largo de sus diversas etapas.
Ha dedicado los últimos años al Apostolado de la Oración. A mucha gente se le hace difícil esto de orar. Un par de consejos.
Se me ocurre, primero, interiorizar esta afirmación de un hermano jesuita: Orar es creer que Dios me está mirando con amor. Y segundo, recordar las palabras del Abbé Pierre, recogidas en el libro encuesta «Por qué me hice sacerdote», cuando escribía: Si no he quedado espiritualmente reseco y perdido, a pesar de tantos pecados y desfallecimientos por mi parte, se debe al hábito de oración en líneas de fuerza sencillas con el Señor.
¿Quién es Jesucristo para usted?
Siempre me ha cautivado el pasaje evangélico de Jn 21, donde Juan tiene aquella exclamación dirigida a Pedro (yo la imagino entre admiraciones): ¡Es el Señor! En esa palabra está dicho todo.
¿Qué es la Compañía de Jesús para el padre Medina?
Es una realidad que me ha ido acompañando, de una forma u otra, desde los años colegiales. Me ha interesado mucho conocer su historia y lo que se re ere actualmente a su presencia en el mundo. Recuerdo, en los años inmediatos al noviciado, los grupos que algunos formamos en Aranjuez (en uno de los cuales estaba Adolfo Nicolás), para conocer y llevar a la práctica los textos de las Constituciones conocidos como las Reglas del Sumario. En definitiva, veo a la Compañía como la forma concreta que Dios ha querido para mí de amarle y servirle.
