Testimonio

Díaz de Rábago: Alma misionera

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En el espacio de un tuit, ¿cómo se definiría? 

Como un mediocre viejo misionero jesuita que siempre ha creído que la providencia de Dios ha dirigido su vida de una manera admirable y para bien. En mi caso, Mao Tsetung incluido. ¡Si lo sabré yo!  

¿Quién es Jesucristo para Andrés Díaz de Rábago? 

Mi mejor amigo; Dios con nosotros, Dios conmigo, Dios contigo, día y noche. Siempre.  

Su fe cristiana, ¿qué sentido le da?   

Todo. He vivido la mayor parte de mi vida en países de mayoría no cristiana. Tengo íntimos amigos no cristianos. Los quiero como hijos, nietos o bisnietos. Todos los días pido que un día, aunque yo no lo vea, conozcan a mi mejor amigo y estoy seguro de que en el cielo me llevaré muchas, muchísimas sorpresas.  

¿Cómo ora?   

Yo soy yo y mi circunstancia decía el filósofo, y esa es mi respuesta: depende mucho de mí y muchísimo de mi circunstancia. Las clásicas maneras de los Ejercicios ignacianos, a veces un librito fácil de leer, sencillas jaculatorias que salgan del corazón y me unan a Dios… 

¿Qué es la Compañía de Jesús para Andrés Díaz de Rábago?  

Entré en la Compañía en 1940. Se suele decir que un religioso tiene dos familias: la biológica y la religiosa. En mi caso se puede decir que se mezclan las dos porque en mi vida siempre ha habido un jesuita cerca: como director espiritual, acompañante, en los Luises o las Congregaciones Marianas… Debo mucho al P. Carvajal que me enseñó a ir descubriendo que lo importante no es mi voluntad sino la voluntad de Dios. 

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